Lo hizo el Centro de Estudios Sociales Nelson “Mandela”, desde donde afirman que “con la complacencia de la Dirección de Bosques continúan los desmontes en zonas extremadamente vulnerables que constituyen los últimos y pequeños reductos en donde anidan los saldos de biodiversidad que están en vía de extinción”, indicaron en el informe que sustenta la denuncia. “La lógica que alimenta el ataque ambiental es la que manejan y aplican los grandes productores sojeros que amplían la frontera agropecuaria en el territorio rural geográficamente ubicado al norte del Loro Blanco, región en la que se desmontó más 400 mil hectáreas en el curso de los últimos quince años. Ahora los sojeros van por toda la zona norte, con epicentros urbanos en Pampa del Infierno, Los Frentones y Río Muerto. Quieren desmontar hasta la picada 82, en pleno Impenetrable”, agregaron.
“En los tres últimos años y en los meses de 2016 se perdieron vidas diminutas, pequeñas y grandes. No se miden las consecuencias ambientales, sociales y sanitarias que provocan los desmontes que arrancan desde la vecindad de los cascos urbanos de aquellas localidades. El que voltea montes cuenta con el acompañamiento de los organismos públicos. Pocos se apegan y respetan los procedimientos legales. El tráfico de influencias y las coimas están a la orden del día. Casi todos están “prendidos”, dicen los pocos y últimos campesinos que quedan en la región que entorna Pampa del Infierno, Los Frentones y Río Muerto. Refieren que se están quedando sin montes y que pululan los “locos por conseguir montes lindos”, dicen los lugareños”, señala el comunicado enviado a esta redacción.
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