El pasado 10 de octubre fue el Día de la Salud Mental, es por ello que quiero hacer mención especial al tema: salud mental y niñez.
No sé si Uds. saben que pensar al niño como tal ha tenido una gestación larga y gradual, que ha surgido lentamente en la segunda parte de la Edad Media –entre los siglos XII a XIV-. En la época clásica no se diferenciaba un niño de un adulto. En la opinión de Philippe Aries (historiador francés) no había espacio para la infancia antes de la modernidad. Hubo indicios en el arte griego de periodo helénico que los representaban aniñados pero sin concebir aun la diferenciación entre niños y adultos. La infancia quedo reconocida en el arte de la antigüedad a un mundo de representaciones que la desconocía y rechazaba. En todos los casos se negaba la especificidad del mundo infantil.
Es en la Edad Moderna en la que surge una diferenciación, la de los niños y adultos en las escuelas. El niño pasa a ser abordado como objeto, objeto a moldear, a enseñar, a disciplinar, para luego a partir de la implementación de la Convención de los derechos del niño (Argentina la incorpora en la Constitución a partir de la reforma de 1994) y la ley de protección integral Nº 26.061 (2005) dejar de ser visto como objeto para pasar a ser sujeto de derecho. Ese lugar que ocupa desde entonces lo ubica en un lugar de derechos que deben ser respetados por su familia, por la sociedad y por el Estado. Todos los niños y las niñas, sin excepción, necesitan sentir amor, cuidados, compresión, atención y contención.
Celebramos que hoy en día la salud sea un derecho de los niños, y dentro de ella la salud mental. Antes el niño con problemas era visto como el “niño problema”, se trataba de buscar el problema en él, como si fuese que el entorno no tenía nada que ver en lo que le pasaba. A partir de las leyes mencionadas que lo ubican en un lugar diferente también cambió la mirada hacia él. Entonces ya no lo vemos como el “niño problema” sino que al considerarlo no podemos dejar de analizar cuáles son los problemas de ese niño. Cambio radical de mirada y abordaje. Lo explicaré para que se entienda partiendo del Servicio de Salud Mental del Hospital Pediátrico en el que trabajamos junto a un equipo compuesto por psicólogos, un trabajador social especialista en salud mental, una médica psiquiatra y una musicoterapeuta. En lo que va de enero a julio de este año en el Servicio de Salud Mental del Hospital Pediátrico trabajamos con un promedio de 560 consultas mensuales, en ningún caso trabajamos solo con el niño sin escuchar a sus referentes familiares previa o simultáneamente, considerando que el sufrimiento de los niños está en relación con el entorno socio-familiar que lo rodea, por lo cual para que haya cambios en la sintomatología de los niños también deben haber cambios en el entorno que lo rodea. Es así que hablamos de constitución subjetiva: un niño se forma, crece, se constituye en relación con los otros. Cuando algo allí no anda del todo bien hay síntomas, que son los que traen a la consulta.
Consideramos fundamental la detección de los problemas en salud mental en la infancia, pero no nos referimos con ello a la estigmatización de la infancia a partir de un cuadro clínico, sino a escuchar los signos, síntomas en los niños y hacer la consulta con profesionales de salud mental a fin de destrabar aquello que está haciendo obstáculo en su crecimiento, devolviéndoles así el derecho a disfrutar plenamente de su infancia y adolescencia.
Lic. María Laura Tracogna- Jefa Servicio de Salud Mental-Hospital Pediátrico “Dr. Avelino L. Castelán
