A 6 años del Ni Una Menos: la historia de tres familiares de víctimas de femicidio y de como “Transformar el dolor en lucha”

A 6 años del Ni Una Menos: la historia de tres familiares de víctimas de femicidio y de como “Transformar el dolor en lucha”

Con esa frase contundente, María Rodíguez mantiene su trabajo diario para sostener en alto la memoria de su hermana y su sobrina. El mismo camino transitan muchos otros familiares, como Lorena o Patricia, quienes luego de sufrir una pérdida a manos de un femicida comenzaron a asistir y asesorar a mujeres que sufren violencia de género.

 

“Transformar el dolor en lucha”. Con ese puñado de palabras y una frase contundente, María mantiene su trabajo diario para sostener en alto la memoria de su hermana y su sobrina, quienes fueron víctimas de dos femicidios que estuvieron a punto de desmoronarla.

El de María es el mismo camino que realizan muchos otros familiares, como Lorena o Patricia, quienes luego de sufrir una pérdida a manos de un femicida comenzaron a asistir y asesorar a mujeres que sufren violencia de género.

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María Rodríguez era la tía de Valeria Soledad Cazola, asesinada de cinco puñaladas en el abdomen por su novio en junio del 2008, en la ciudad bonaerense de Olavarría.

“Pasaron años sin poder hablar de la muerte de Valeria porque la sociedad decía: ‘Ella se lo buscó porque se quedaba con la pareja’. No teníamos mucha información de lo que era la violencia de género en ese tiempo”, recuerda María en diálogo con Télam.

La mujer de a poco empezó a reunirse con grupos feministas y, según ella, de esa manera logró entender “de qué se trataba el sistema patriarcal y la violencia de género”.

En el 2014 con otras mujeres, entre ellas Valentina, hija de Valeria, Valentina, hija de Valeria y asesinada en 2020.

Valentina, hija de Valeria y asesinada en 2020 armó un merendero donde comenzaron a escuchar las situaciones de víctimas de violencia de género.

Cinco años más tarde fundaron “La casa de Valeria”, donde hasta el día de hoy asesoraron y contuvieron a más de 150 mujeres, además de dictar varios talleres sobre violencias.

En enero del 2020, Valentina fue asesinada por su pareja de varios golpes: “Cuando pasó lo de Valentina sentí que me explotó la casa en la cara. Fue un golpe del que pensé que no nos levantábamos más”, rememoró María.

El mismo día que mataron a Valentina habían organizado una movilización para pedir justicia por otro femicidio.

“La importancia de cuando uno habla de colectivo y comunidad hace que nos sostuvieran el abrazo y seguir adelante, que no se podía abandonar. Elegimos seguir acompañándonos y abrazándonos. Transformar el dolor en lucha es lo que nos mantiene”, resaltó.

Por el caso de Valentina, su causa fue elevada a juicio y será juzgada en los próximos meses, informaron fuentes judiciales.

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El 2 de noviembre del 2009, Lilian Fuño, embarazada de ocho meses, y sus hijos de 6 y 4 años fueron asesinados por su pareja y padre de los menores, quien fue condenado a prisión perpetua.

Patricia Fuño, hermana y tía de las víctimas, aseguró a Télam que en ese momento “la familia quedó devastada” y que “en el momento costó mucho reaccionar”.

“En esa época no se hablaba de femicidios. Cuando reaccionamos nos pusimos la causa al hombre y comenzamos a pedir justicia”, dijo Patricia, y agregó que “visibilizar el caso era la única manera para que haya justicia”.

La mujer dijo que su hermana estuvo siete años en pareja con el femicida y que nunca le había contado de que fuera violento con ella, pero luego del femicidio, se enteró que lo había denunciado un año antes.

“A mi hermana le habrá costado denunciar, como a un montón de mujeres, hablar de lo que le estaba pasando. De esa denuncia no hubo un seguimiento”, remarcó.

Luego del juicio en donde el femicida fue condenado a prisión perpetua, Patricia comenzó a conocer a familiares que habían sufrido la misma situación que ella y con el tiempo formaron Atravesados por el Femicidio, una organización con más de 140 integrantes de 130 familias de todo el país.

“Entendemos bien la angustia de los familiares. Nuestro objetivo es visibilizar, acompañar y pedir justicia por cada una de las víctimas. Las personas que sufren violencia de género necesitan una ayuda extra”, resaltó.

Patricia afirmó que en la actualidad “las mujeres están más empoderadas y seguras de sí mismas” y expresó que el Estado “debe ayudar porque tiene más herramientas y comprometerse para que la cosas cambien”. “Conocemos el dolor de cada familiar”, finalizó Patricia.

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Otra de las historias es la de Lorena, hermana de Laura Rivero, asesinada a golpes y puñaladas junto a su hijo de 6 años por su última pareja, en abril del 2019 en Lomas de Zamora.

Lorena aseguró que el femicida “la mató inconsciente y al nene cuando dormía”.

“Maté a dos, matar a más no me cuesta nada”, recordó que dijo el asesino cuando escapaba del lugar del hecho, donde tomó de rehenes a los dueños de la vivienda.

“Me uní a Atravesados por el Femicidio, donde me dieron mucha protección, como también el Hogar Fátima de González Catán”, destacó la mujer, quien reconoció que sufrió ella misma violencia de género en el pasado y era justamente su hermana quien la acompañaba y aconsejaba.

“Ella era muy tranquila, no tuvo problemas de violencia con ninguna otra pareja. Era tímida, por eso quizás no pudo decirme lo que estaba pasando”, señaló.

En el último tiempo, Lorena realizó cursos de promotora de género “para acompañar a otras personas que necesitan ayuda”.

“Desde que lo que le pasó a mi hermana lo veo de otro lado. Antes uno se acostumbraba a vivir y le llega a creer lo que le dicen los agresores. Pero desde lo que pasó tuve un cambio de mentalidad y empecé a ayudar a otras mujeres”, enfatizó.

En su experiencia, Lorena dijo que semanalmente habla con alrededor de 20 mujeres que sufren violencia de género y que la violencia económica: “La manipulación que sufren las víctimas se da porque no tienen dónde vivir ni cómo”, concluyó.

Fuente: Telam

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